La cerámica (palabra derivada del griego κεραμικός keramikos, "sustancia quemada") es el arte de fabricar recipientes, vasijas y otros objetos de arcilla, u otro material cerámico y por acción del calor transformarlos en recipientes de terracota, loza o porcelana. También es el nombre de estos objetos.
El término se aplica de una forma tan amplia que ha perdido buena
parte de su significado. No sólo se aplica a las industrias de silicatos
(grupo de minerales de mayor abundancia, pues constituyen más del 95%
de la corteza terrestre), sino también a artículos y recubrimientos
aglutinados por medio del calor, con suficiente temperatura como para
dar lugar al sinterizado. Este campo se está ampliando nuevamente
incluyendo en él a cementos y esmaltes sobre metal.
En la fabricación de objetos cerámicos se emplean diversas técnicas
de entre ellas, vamos a destacar las siguientes:
1. Técnica de la pella o bola. Con toda seguridad es la técnica más antigua, la que primero usó el hombre para hacer sus útiles. Se parte de una pella de barro, dándole la forma de bola (1.1) e introduciendo el dedo pulgar en el centro de la misma (1.2), se va presionando con los dedos, moldeando el contorno deseado, formando unas paredes más o menos gruesas (1.3). A veces, por la evaporación y la absorción del agua por el calor de las manos, surgen una serie de grietas en la pieza que se solucionan humedeciendo la pasta con la mano, con un trapo o con una esponja, alisando, al mismo tiempo, la estructura.
1. Técnica de la pella o bola. Con toda seguridad es la técnica más antigua, la que primero usó el hombre para hacer sus útiles. Se parte de una pella de barro, dándole la forma de bola (1.1) e introduciendo el dedo pulgar en el centro de la misma (1.2), se va presionando con los dedos, moldeando el contorno deseado, formando unas paredes más o menos gruesas (1.3). A veces, por la evaporación y la absorción del agua por el calor de las manos, surgen una serie de grietas en la pieza que se solucionan humedeciendo la pasta con la mano, con un trapo o con una esponja, alisando, al mismo tiempo, la estructura.
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2. Técnica de los rollos,
macarrones o churros.
A esta técnica también se le conoce con el nombre del "colombín".
Junto con la anterior, es una técnica muy antigua. La cerámica
prehistórica, descubierta en muchos lugares, fue elaborada de esta
manera. Se utilizan unos rollos o churros de arcilla, de un grosor
variable, según el tipo y volumen de la pieza. Estos cilindros se hacen
presionando una porción de pasta contra la mesa usando los dedos
extendidos y la palma de la mano, hasta lograr estirar la pella con la
longitud y el grosor deseados (2.1).
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Partiendo de una base, que puede ser de cualquier forma,
fabricada a partir de una plancha o mediante la unión de churros o
macarrones (2-2), se van añadiendo rollos superponiéndolos a la base
(2.3). Entre los churros o rollos que vayamos añadiendo debemos de
poner
barbotina
para que actúe como elemento de unión.
Para curvar una pieza hacia afuera, se va dando más amplitud al rollo de barro de la parte superior y, al revés (2.4), cuando queremos curvarla hacia adentro, estrechar su forma, debemos de deslizar, en esa dirección el macarrón sobre el que hayamos colocado con anterioridad, hasta conseguir la forma diseñada. A medida que vayamos avanzando en la obra, con el dedo o cualquier palillo de modelar (estique), se hace descender pasta del rollo superior hasta el inmediatamente inferior, tratando de hacerlo de forma alternativa de manera que no coincidan las incisiones o bajadas de pasta (Cosido). Este proceso hay que realizarlo tanto por el interior de la obra como por fuera de la misma. (2-5 y 2-6).
Para curvar una pieza hacia afuera, se va dando más amplitud al rollo de barro de la parte superior y, al revés (2.4), cuando queremos curvarla hacia adentro, estrechar su forma, debemos de deslizar, en esa dirección el macarrón sobre el que hayamos colocado con anterioridad, hasta conseguir la forma diseñada. A medida que vayamos avanzando en la obra, con el dedo o cualquier palillo de modelar (estique), se hace descender pasta del rollo superior hasta el inmediatamente inferior, tratando de hacerlo de forma alternativa de manera que no coincidan las incisiones o bajadas de pasta (Cosido). Este proceso hay que realizarlo tanto por el interior de la obra como por fuera de la misma. (2-5 y 2-6).
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Con esta técnica se pueden realizar cualquier tipo forma y
tamaño. Se recomienda que, si el tamaño de la pieza fuese muy grande,
se haga por partes, uniéndolas cuando la pasta adquiera cierta
consistencia, pero evitando que se seque demasiado. De esta forma
evitaremos que la obra se derrumbe por el peso. Con esta técnica se
obtienen muy buenos resultados para los no iniciados.
3. Técnica de planchas,
placas o tortas.Las planchas o placas de arcilla se obtienen partiendo de una porción de pasta a la que se le aplica una presión mediante un rodillo o bien, usando dos reglas de igual grosor (3-1), poner pasta entre ellas y pasar una tercera por encima de tal forma que allane e iguale toda la masa. Si se necesitan varias planchas, deben hacerse todas seguidas, dejándolas reposar durante un tiempo para que pierdan parte de su humedad y cojan cierta consistencia a fin de poder manipularlas.
Después se cortan las distintas piezas (3-2), utilizando un estique que tenga un borde afilado. También se pueden utilizar estiques hechos de caña de bambú, son fáciles de hacer y dan excelentes resultados. Hay que vigilar que la humedad perdida no sea excesiva, pues la unión entre las distintas planchas sería defectuosa y se rompería en el proceso de secado o de cocción. Todas las juntas se deben coser minuciosamente y reforzarse con un cordón de arcilla que se soldará con barbotina (3-3). Esta técnica da muy buenos resultados, pero resulta difícil para los no iniciados con cierta experiencia.
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4. El torno.
Aunque no es imprescindible para ser ceramista, si lo es para el alfarero y es el reto más difícil al que debe de enfrentarse, ya que, para dominar esta herramienta, se necesita considerables dosis de paciencia, una cierta habilidad y mucha, muchísima práctica.
5. Moldes de escayola o yeso de París. Aunque no es imprescindible para ser ceramista, si lo es para el alfarero y es el reto más difícil al que debe de enfrentarse, ya que, para dominar esta herramienta, se necesita considerables dosis de paciencia, una cierta habilidad y mucha, muchísima práctica.
Los moldes de escayola se emplean cuando queremos producir piezas exactas o cuando la producción tiene que ser alta, por lo que, aunque no se descarta el empleo en un taller de ceramista, la utilización de los moldes está casi reservado a la industria. En la actualidad, muchas industrias cerámicas emplean moldes automáticos a presión.
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